Viernes 5 de agosto de 2022

Oración de los primeros viernes de mes | Beato Bernardo F. de Hoyos

«Qué hermoso es habitar en este Corazón»

( Beato Bernardo F. de Hoyos) 

«A la elección que de mi espíritu habéis hecho para que habite en este tabernáculo de la Divinidad, descubriéndome más que a otros, “qué hermoso es habitar en este Corazón”; pedís sumo agradecimiento, esto es: que, cuando mi tibieza me permitiere, esfuerce mi generosidad con humilde encogimiento para rendiros gracias todo el resto de mi vida por este que, después de mi predestinación, (la que adoro afianzada en él), es el mayor favor que me habéis hecho» (Beato Bernardo F. de Hoyos) 

Junto a los padres Loyola, Calatayud y Agustín, Bernardo comienza una época de actividad exterior desbordante por toda España, ideando y desarrollando grandes proyectos de apostolado, escribiendo cartas, propagando el libro “El Tesoro escondido” y el rezo de novenas al Corazón de Jesús. Gracias al impulso del p. Calatayud, se fundan cofradías por toda España. Todo era “obra de mi Eterno Padre que se complace en mi Corazón”. 

Todo el fruto de este apostolado viene de la unión de Bernardo con Dios, de su amor a la Eucaristía y de sus deseos de reparar las indiferencias al Corazón del Salvador en el Santísimo Sacramento. Extrema sus actos de amor, agradecimiento y delicadeza hacia el Señor presente en el Sagrario y en la preparación para la vivencia de cada misa. 

Prosigue sus estudios de Teología y recibe la dispensa de edad para poder ordenarse sacerdote antes de tiempo. Su preparación fue muy fervorosa. El Señor le va haciendo partícipe de sus padecimientos en el huerto de Getsemaní. Se va formando su corazón de sacerdote del Corazón de Jesús. 

Cuando mi tibieza me permitiere, esfuerce mi generosidad con humilde encogimiento para rendiros gracias todo el resto de mi vida…”. Señor, yo también quiero vivir así, con generosidad, humildad y con infinita gratitud por tantos regalos como me haces. Cómo no darte gracias por el don de la fe; por el regalo de pertenecer a la Iglesia; por el don tan grande que es tener por Madre a la Virgen María; por conocer a san José y a todos los santos; por los sacerdotes con un corazón a imagen del tuyo; por tantas, tantas cosas… ¡Gracias, siempre gracias! Pero, sobre todo, por el inmenso, inmenso privilegio de conocer y gustar las delicias de tu Corazón, de poder servirte, de dejarme amar por Ti… ¡Cámbiame a mí también el corazón, Señor!  

 

JESÚS, MANSO Y HUMILDE DE CORAZÓN, HAZ MI CORAZÓN SEMEJANTE AL TUYO. 

Compositor e intérprete de la canción: Javier Salvado Romero.