Día 7 de enero de 2022

Oración de los primeros viernes de mes

«Amor insufrible, intolerable, que me quemas, me abrasas, me enciendes; detén tus dulzuras; detén tus ardores; que me quemo, que me quemo; que me abraso en vivas llamas de amor. Oh amor, amor, amor; que muero por morir, que reviento de amor» (Beato Bernardo F. de Hoyos) 

Aún no contaba con 15 años cuando Bernardo ingresa en el noviciado de los jesuitas en Villagarcía de Campos el 11 de julio de 1726, no sin antes haber tenido que convencer a sus padres, que pensaban que era muy joven, y a los propios jesuitas, desanimados por su pequeña estatura y su débil salud. A estas dificultades se sumó la muerte prematura de su padre, que le reafirmó en su decisión. 

Se forma como buen jesuita en la observancia de las reglas, realización de las tareas, estudios, obras de caridad, conservándose todo el día devoto y recogido. De sus escritos se trasluce su amor ardiente a Jesucristo. A Bernardo le gustaba decir: “Somos soldados de Jesucristo”. Su fervor y ánimo son edificantes para sus connovicios, para los que fue un “héroe de la vida común”. El P. Loyola fue su director espiritual y, después de su muerte, su primer biógrafo.  

Señor, la vida de los santos nos interpela. El inmenso amor que te tenían, cómo se entregaron a Ti y a los que les rodeaban… Señor, quisiera amarte como Bernardo. Quisiera dejarme amar por Ti en esas llamas vivas y devolver todo ese amor en entrega a tu dulce Corazón; en la vida común, en lo sencillo y cotidiano de cada día. Que todo, incluso lo más pequeño, esté consagrado a amar, reparar y dar Gloria a tu Corazón; en esta vida y por toda la eternidad. 

JESÚS, MANSO Y HUMILDE DE CORAZÓN, HAZ MI CORAZÓN SEMEJANTE AL TUYO. 

Compositor e intérprete de la canción: Javier Salvado Romero.