Viernes 6 de enero de 2023

Oración de los primeros viernes de mes | Sta. Margarita Mª de Alacoque

«Me aseguró que nada debía temer, porque Él combatiría por mí»

(el Corazón de Jesús a santa Margarita Mª de Alacoque)

Durante el periodo de las apariciones, se manifiesta la cruz del Señor a nuestra querida santa. Las pruebas de salud y las pruebas interiores se multiplican. Como escribió en 1990 el Papa san Juan Pablo II:“Santa Margarita María conoció la gracia de amar a través de la cruz”. Gracia de amar, gracia de conformarse a Cristo sufriente. Gracia de participar en la comunión de los santos, en la salvación de sus hermanos. 

Es la época del sufrimiento físico, de la prueba, incluso de la tentación. Margarita lo relata así: “El Señor me advirtió que Satanás había pedido permiso para probarme en el fuego de las contradicciones y humillaciones, de las tentaciones y abandonos, como el oro en el crisol… Me aseguró que nada debía temer, porque Él combatiría por mí… pero que yo debía velar… No tardé mucho en oír las amenazas de mi perseguidor. Nada de esto me preocupa lo más mínimo; ¡tan fortalecida me sentía en el interior!”.  

En sus escritos encontramos estas palabras sobre el sufrimiento y la cruz: 

“Me ofrezco a Ti, oh Corazón de Amor, con intención de que todo mi ser, mi vida y mis sufrimientos me sirvan para amarte en el tiempo y en la eternidad. 

Un corazón que ama de verdad, ¿puede quejarse de estar en la cruz o, mejor, en el Corazón de Jesucristo, donde todo se cambia en amor?  

Nada nos une tanto al Corazón de Jesús como la cruz, que es la prenda más preciosa de su amor. 

Oh Amigo mío, qué extremada es tu caridad, pues sobre una cruz has terminado una obra toda de amor”. 

En este camino de purificación, de preparación a la misión, la Santísima Virgen María la alienta: “Ten ánimo, hija mía, pues aún tienes que andar un camino largo y penoso siempre sobre la cruz. No temas, no te abandonaré”.  

Señor, santa Margarita nos enseña que “un momento de sufrimiento bien aceptado por amor a Ti vale el premio de una eternidad bienaventurada”. Enséñame a abrir mi corazón a este Amor de predilección tuyo que es la cruz, a abrazarte a Ti en ella, a dejarme amar así. 

JESÚS, MANSO Y HUMILDE DE CORAZÓN, HAZ MI CORAZÓN SEMEJANTE AL TUYO. 

Compositor e intérprete de la canción: Javier Salvado Romero.