Viernes 2 de junio de 2023

Oración de los primeros viernes de mes | San Claudio de la Colombière

«A cualquier precio que sea, es necesario que Dios esté contento»

(san Claudio de la Colombière)

En enero de 1679, el padre Claudio llega a París totalmente extenuado. Ya nunca se curaría. Es enviado a Lyon. “En todas partes hallo una tan abundante mies que me cuesta contenerme; sin embargo, me mandan silencio. Que se cumpla la voluntad de Dios”. 

Se le confía el cuidado espiritual de los jóvenes jesuitas estudiantes. Entre ellos, se encuentra José de Gallifet quien, años más tarde, escribirá el libro “El culto al sacratísimo Corazón de Jesús”. Medio siglo más tarde, este libro caerá en manos del joven jesuita Bernardo de Hoyos, prendiendo en él el fuego que le convertiría en el gran apóstol del Corazón de Jesús en España. 

La enfermedad sigue avanzando. “Nuestro Señor, desde hace algunos días, me enseña a hacer un sacrificio mayor todavía: a estar dispuesto a no hacer nada en absoluto, si es su voluntad, a morir cualquier día, a apagar el celo y los grandes deseos que tengo de trabajar en la santificación de las almas”. En el verano de 1681, los médicos le envían a Paray pensando que el clima le haría bien. Al llegar el invierno, su estado empeora. Se piensa en un nuevo traslado pero una nota de Margarita María detiene los planes: “Me ha dicho (el Señor) que Él quiere aquí el sacrificio de su vida”. El 15 de febrero de 1682, primer domingo Cuaresma, el padre Claudio murió en un vómito de sangre.  

Los escritos de san Claudio, publicados al año de su muerte, “fueron el primer medio de que se sirvió Nuestro Señor para hacer públicos la revelación y la devoción de su Sagrado Corazón”, en palabras del padre Gallifet. Su talento fue el de llevar las almas a Dios, como don peculiar, y atraerlos hacia el amor del Sagrado Corazón. Esto lo hizo de dos maneras principales: por la palabra personal hablada, en sermones y en la dirección espiritual, y por la palabra escrita en sus numerosas cartas. 

Como perla de sus escritos, el “Acto de confianza” nos transmite el amor de Dios y su confianza en Él: “Estoy tan convencido, Dios mío, de que velas sobre todos los que esperan en Ti, y de que no puede faltar cosa alguna a quien aguarda de Ti todas las cosas, que he determinado vivir de ahora en adelante sin ningún cuidado, descargando en Ti todas mis inquietudes” […] “Espero que Tú me amarás siempre y que te amaré a Ti sin intermisión”. 

Señor, dame la Gracia de vivir este abandono filial y confiado en la voluntad de tu Sagrado Corazón para mi vida, como san Claudio. Que en verdad viva por Ti, para Ti, en tu querer, en tu obrar, con un corazón manso y humilde como el tuyo, amándote siempre, sin intermisión. Que se haga siempre, siempre y en todo, tu voluntad. 

JESÚS, MANSO Y HUMILDE DE CORAZÓN, HAZ MI CORAZÓN SEMEJANTE AL TUYO. 

Compositor e intérprete de la canción: Javier Salvado Romero.