Viernes 3 de marzo de 2023
Oración de los primeros viernes de mes | Sta. Margarita Mª de Alacoque
« ¡Ojalá pudiera… descubrir a toda la tierra los tesoros de gracias que Jesucristo encierra en su Corazón adorable»
(santa Margarita Mª de Alacoque)
Solamente habían transcurrido cuatro años desde la entrada de Margarita María en la Visitación de Paray cuando ella recibe la Gran Revelación. Y solamente son dieciocho meses los que el p. Claudio de la Colombière vive en Paray-le-Monial, tiempo suficiente para dar luz verde al espíritu que guiaba a Margarita y para dar frutos en abundancia: además de cumplir con los cargos encomendados, atendió espiritualmente a sacerdotes, religiosas y laicos de toda la región.
“Mi amigo perfecto y siervo fiel”. Así se lo había descrito el Señor a Margarita María. El p. Claudio supo ver, en la devoción al Corazón de Cristo, el mismo modo espiritual de misericordia y amor que él mismo había encontrado en la espiritualidad de san Ignacio. Se dio cuenta además, desde los primeros momentos y conversaciones con Margarita, que esa misma devoción era el camino de Dios para los hombres de su tiempo y el mejor antídoto al riguroso jansenismo de la época, fundamentado, en realidad, en la desconfianza en el amor de Dios, y que los jesuitas combatían muy influidos por la espiritualidad más amable de san Francisco de Sales.
Durante otros quince años Margarita continuará su vida en el claustro, primero como maestra de novicias, y luego como subpriora. Además, se ocupará en todos los trabajos al servicio de la comunidad, destacando por su humildad y caridad.
El 21 de junio de 1686 todo el Monasterio celebró la fiesta del Corazón de Jesús. En una carta Margarita dirá: “¡Ojalá pudiera contar todo lo que sé de esta devoción al Sagrado Corazón de Jesús, y descubrir a toda la tierra los tesoros de gracias que Jesucristo encierra en su Corazón adorable, y que quiere derramar con abundancia sobre todos los que la practiquen!”.
Señor, ¡cuánto me amas y cuántos tesoros quieres regalarme! Tu amor incondicional, tu fidelidad, ahora y siempre, a pesar de mis infidelidades; tu Misericordia y paciencia con mi debilidad; la alegría desbordante de tu Corazón; y la esperanza y confianza de saber que siempre estarás conmigo. Me ofreces tu Sagrado Corazón como refugio. También me quieres allí como bálsamo para tus Llagas y consuelo tuyo. Confío en que me darás la gracia que necesito para tener mi corazón puesto en Ti siempre. Que mi vida sea reflejo de este Amor tuyo para que todos te conozcan y te amen. Amén.
JESÚS, MANSO Y HUMILDE DE CORAZÓN, HAZ MI CORAZÓN SEMEJANTE AL TUYO.
Compositor e intérprete de la canción: Javier Salvado Romero.