Oración de los primeros viernes de mes | San Manuel González

Viernes 3 de enero de 2025

"Un sacerdote no es ni más ni menos que un hombre elegido y consagrado por Dios para pelear contra el abandono del Sagrario"
(San Manuel González)

Continuamos con nuestro querido san Manuel González, en este mes en que le celebramos. Hoy vamos a contemplar el momento más decisivo de su vida.

El joven Manuel recién ordenado sacerdote fue enviado a predicar una misión a un pequeño pueblo sevillano: Palomares del Río. Allí llegó lleno de planes, esperando la acogida de un pueblo fervoroso con la iglesia llena de niños y familias. En cambio, se encuentra un pueblo frío y una iglesia restaurada pero olvidada y vacía de gente.
 
Ante este recibimiento, el joven sacerdote se fue derecho al Sagrario en busca de alas a sus casi caídos entusiasmos. Allí se encontró un Sagrario sucio y olvidado. Y allí de rodillas, encontró a “un Jesús tan callado, tan paciente, tan desairado, tan bueno, que me miraba…”. “Parecíame que después de recorrer con su vista aquel desierto de almas, posaba su mirada entre triste y suplicante, que me decía mucho y me pedía más…”.
 
La impresión que aquel tristísimo Sagrario hizo en su alma fue “el punto de partida para ver, entender y sentir todo mi ministerio sacerdotal de otra manera: […] ser cura de un pueblo que no quisiera a Jesucristo, para quererlo yo por todo el pueblo, emplear mi sacerdocio en cuidar a Jesucristo” y ser sus pies, manos y boca para llevarle, dar limosna en su nombre y hablar de Él y consolar por Él. “¡Qué hermoso sacerdocio!”.
 
“¿Y si se obstinan en no quererlo? […] ¿Y si me cierran todas las puertas? ¡No importa! Siempre a Jesús y a mí nos quedará el consuelo de tener una por lo menos abierta: Él la de mi corazón y yo la del suyo”. El Señor le hizo ver que “un sacerdote no es ni más ni menos que un hombre elegido y consagrado por Dios para pelear contra el abandono del Sagrario”. Había encontrado su vocación personalísima.
 
Señor, gracias por el corazón apasionado de san Manuel por tu Corazón, tan loco de amor por Ti. Dame su misma vocación y anhelo: quererte yo por los que no te quieren, emplear mi vida en cuidarte; ser tus pies, tus manos, tu boca para los demás; ser reflejo de tu consuelo para los corazones de tantos hombres que vagan en tinieblas sin Ti. Que mi corazón siempre, siempre esté abierto para Ti y en Ti para los demás.
 

JESÚS, MANSO Y HUMILDE DE CORAZÓN, HAZ MI CORAZÓN SEMEJANTE AL TUYO. 

Compositor e intérprete de la canción: Javier Salvado Romero.