Viernes 1 de julio de 2022
Oración de los primeros viernes de mes | Beato Bernardo F. de Hoyos
«Amemos este amable Corazón del Salvador, para procurar que todo el mundo goce lo que el Padre depositó en el Corazón de su Hijo»
( Beato Bernardo F. de Hoyos)
«Amemos este amable Corazón del Salvador, para procurar que todo el mundo goce lo que el Padre depositó en el Corazón de su Hijo. Hame quedado un amor más sólido y tierno con el Salvador y entiendo que este es el que el Padre Eterno quiere encender en el mundo para con el Corazón de su amado Hijo» (Beato Bernardo F. de Hoyos)
Después de ese día de la Gran Promesa, Bernardo se preparó fervoroso para consagrarse al Corazón de Jesús (precisamente en la octava del Corpus, en el día del Sagrado Corazón). Al firmar el texto de la consagración entendió en su interior que Jesús escribía su nombre en su Corazón.
Consumido por las ansias redentoras del Corazón de Cristo, le pedía al Señor que le mostrara el camino que debía tomar para propagar el culto de su Divino Corazón. Busca colaboradores que le ayuden, y su corazón abrasado contagia y mueve a varios jesuitas. Los cuatro más próximos, y primeros apóstoles en España, fueron los Padres Calatayud, Cardaveraz, Loyola y el Hermano Jiménez. Querían “inflamar España y el Nuevo Mundo en el mismo sagrado incendio del Amor a Cristo Jesús”.
Pidió al P. Loyola que escribiera un libro, que él mismo corrigió: “El Tesoro escondido”. Cuando estuvo listo, Bernardo se acercó a comulgar llevando bajo su sotana el primer ejemplar. El Señor le agradeció el regalo y prometió grandes cosas a quienes lo leyeran con apertura de corazón. El libro fue un éxito, todo el mundo quería leerlo. También se editaron estampas, a millares, llegando a todos los rincones de España.
Señor, Tú sigues buscando colaboradores de tu Sagrado Corazón. Sigues seduciendo nuestra vida para ser instrumentos tuyos y que todo el mundo conozca y goce las maravillas de tu Amor. ¿Cuál será mi respuesta? En este momento de mi vida, ¿qué puedo hacer por Ti? Cuando me pongo ante Ti, no puedo dudar la respuesta: ¡Amar tu dulce Corazón! ¡Servirte con prontitud, delicadeza, gozo y alegría! ¡Dejarme inflamar en las ansias redentoras de tu Corazón y que este mismo fuego que Tú pones en mí compartirlo con mis hermanos, que tanto te necesitan! Te entrego mi corazón, Señor, haz conmigo lo que quieras.
JESÚS, MANSO Y HUMILDE DE CORAZÓN, HAZ MI CORAZÓN SEMEJANTE AL TUYO.
Compositor e intérprete de la canción: Javier Salvado Romero.