PRIMER VIERNES SANTUARIO DEL CERRO DE LOS ÁNGELES

Viernes 6 de mayo de 2022

Oración de los primeros viernes de mes | Beato Bernardo F. de Hoyos

«Tendré por mi habitación sobre la tierra el lugar donde estuviere el Sacramento» 

(Beato Bernardo F. de Hoyos) 

«Innumerables católicos no entran aún de paso a visitar a Jesús Sacramentado cuando las calles, las plazas están llenas de gente. Solo llegan forzados del precepto de oír misa. No pocas personas religiosas casi se olvidan de que tienen al Señor en sus casas. En contraposición tendré, en cierto modo, por mi habitación sobre la tierra el lugar donde estuviere el Sacramento. No se cansa este amable Salvador en bajar desde el cielo a la tierra; luego no debe haber cansancio, descomodidad o repugnancia, que me retarden la frecuencia de estas visitas» (Beato Bernardo F. de Hoyos) 

En octubre de 1731, Bernardo comienza sus estudios de Teología en el Colegio San Ambrosio de Valladolid. Estudia ahora a Dios. Siente una veneración grande por las Sagradas Escrituras y nace también un gran amor a la Santa Madre Iglesia. Ayuda espiritualmente a compañeros suyos, siendo una influencia decisiva en su vida espiritual. Bernardo descubre cómo los dones de Dios le han transformado. Ahora su corazón arde en amor por Dios, libre de egoísmo o suciedad. Está preparado para la misión que el Señor le iba a encomendar. 

Continúa carteándose con su amigo el P. Cardaveraz. Un día, recibe una carta suya en la que le pide la transcripción de algunos párrafos del libro “De Cultu Sacratissimi Cordis Iesu”, del P. Gallifet, sobre el culto al Corazón de Jesús. Cuando Bernardo lee el libro, descubre el origen de este culto revelado en Paray-le-Monial (Francia) a santa Margarita María de Alacoque. 

Pero descubre algo más, algo desconocido y nuevo: Jesucristo resucitado, vivo, de Corazón palpitante, que nos amó a cada uno de nosotros hasta la cruz, nos ama ahora con Corazón humano y es sensible a nuestra respuesta de amor. El drama de este Amor loco es que no es correspondido, es el “Amor no amado”.  

Bernardo siente en su corazón un extraordinario movimiento, fuerte y suave, con el que se va delante del Señor sacramentado a ofrecerse a su Corazón. Acaba de encontrar el “Tesoro escondido”. 

Señor, yo también quiero encontrar el Tesoro escondido, anhelo encontrar tu Corazón palpitante, resucitado, vivo en el Santísimo Sacramento, presencia real de tu Cuerpo, Sangre y divinidad. Tú no te cansas de estar ahí, esperando siempre un encuentro íntimo conmigo. Que yo no me canse nunca, Señor, de aceptar tu invitación e ir a tu encuentro cada día, de devolverte amor por Amor y hacer del tabernáculo mi hogar. 

JESÚS, MANSO Y HUMILDE DE CORAZÓN, HAZ MI CORAZÓN SEMEJANTE AL TUYO. 

Compositor e intérprete de la canción: Javier Salvado Romero.