Viernes 5 de mayo de 2023
Oración de los primeros viernes de mes | San Claudio de la Colombière
«Veo una gran mies»
(san Claudio de la Colombière)
En octubre de 1676, el padre Claudio se traslada a un nuevo destino en Londres: ser el predicador de la duquesa de York, esposa del que será después el rey Jacobo II. Allí permanecerá casi tres años. La dirección espiritual en la Capilla de Saint James debió hacerse con extremada prudencia, debido a la persecución que sufría la Iglesia Católica. Se conservan numerosos sermones en los que expuso prácticamente todas las verdades de la fe, especialmente sobre la presencia de Cristo en la Eucaristía. A san Claudio le duele el gran número de almas que se pierden. Pero los frutos de su apostolado no se hicieron esperar: conversiones, católicos que dejaron su vida frívola, consagraciones a la vida religiosa. “Veo una gran mies”, escribe a su hermano Humberto.
El franciscano padre Wall, antes de su propio martirio, fue a visitarle clandestinamente y dejó por escrito el testimonio de este encuentro: “Vengo, le dijo, a buscar junto a usted la fortaleza y consejo del Sagrado Corazón de Jesús. Todo el mundo sabe que usted es su apóstol”. “Cuando me vi en su presencia, creí encontrarme con el apóstol san Juan, vuelto a la tierra para encender el fuego del amor al Corazón de Jesús”.
Se conservan numerosas cartas de esta época, todas de una gran finura, que muestran al director espiritual perfecto. En una carta de Claudio a Margarita María le cuenta sus avances en la difusión de la devoción al Corazón de Jesús, tanto en Francia como en la propia comunidad de Londres. Entre todas las personas de la realeza de Europa, la duquesa de York fue la primera en solicitar al Papa el establecimiento de una fiesta solemne en su honor.
Su trabajo entregado, junto con el clima riguroso de Londres, fue minando su salud, mostrando finalmente síntomas de tuberculosis. Se exacerba la persecución a los católicos en Inglaterra y numerosos jesuitas ingleses son detenidos y martirizados. Con un engaño, san Claudio es acusado de conspiración y detenido. Los días que pasó en la cárcel empeoraron su enfermedad. Y finalmente fue desterrado a Francia.
Señor, san Claudio llevó su amor a tu Sagrado Corazón hasta el extremo. Concédeme la Gracia de amarte igual que él, de tener su misma sed de almas, de anhelar encender el fuego del amor a tu Corazón sin descanso, sin medida. Y mientras vivo así, que mi corazón sea transparencia de tu mismo Corazón.
JESÚS, MANSO Y HUMILDE DE CORAZÓN, HAZ MI CORAZÓN SEMEJANTE AL TUYO.
Compositor e intérprete de la canción: Javier Salvado Romero.