Día 5 de marzo 2021
Oración de los primeros viernes de mes.
“Tu Amor y el mío; que sean uno y el mismo” (intercambio de corazones entre Santa Lutgarda y el Corazón de Jesús)
Seguimos viajando, por la comunión de los santos, y nos acercamos a conocer a más amigos del Sagrado Corazón. Ya los primeros cristianos, para prepararse al martirio, gustaban de recordar el amor del Salvador a los hombres. Por esta causa, en los muros de la Roma subterránea está con frecuencia representado el Sagrado Corazón de una manera simbólica: por la Roca de Horeb, de cuyo centro brota un manantial; o por el árbol de la vida, a cuyo pie corre una fuente; o bajo la figura de un vaso, donde van a picotear las palomas, o por el pozo de Jacob, al borde del cual está sentada la samaritana. La devoción al Sagrado Corazón ya brillaba de forma simbólica en las primeras edades de la Iglesia y encontramos sobre una tumba cristiana del siglo II la inscripción siguiente: “Al Corazón Sagrado del Pez celestial”. En el lenguaje simbólico de los primeros siglos, nuestro Señor era representado bajo la forma de un Pez, porque las letras griegas que componen la palabra griega pez, son el anagrama o primeras letras del título de Cristo: “Jesús-Cristo-Hijo de Dios-Salvador.”
Pero al Señor no le bastaba con ser representado. Anhelaba ardientemente unirse a nosotros, Corazón a corazón. Por eso, en el siglo XII encontramos la preciosa historia de una santa enamorada del Corazón de su Dios:
“Un día el Señor preguntó a Santa Lutgarda: -“¿Qué deseas?”. Lutgarda hizo algunas peticiones a su Señor y Él, al final, le volvió a preguntar: -“¿Qué más deseas?”. Lutgarda le pidió su Corazón. Y el Señor le respondió que Él también anhelaba vehementemente el corazón de ella. Lutgarda aceptó que fuera así: -“Tu amor y el mío; que sean uno y el mismo. Solo entonces me sentiré a salvo”. Tras ello, se produjo el intercambio de corazones”.
Tú deseas ardientemente nuestros corazones, ¿verdad, Señor? Anhelas ardientemente unirte en plenitud a mi corazón. Por eso, con Sta. Lutgarda, hoy te digo: aquí lo tienes, Señor. Tu Amor y el mío, que sean uno y el mismo. Esta es hoy mi oración.
JESÚS, MANSO Y HUMILDE DE CORAZÓN, HAZ MI CORAZÓN SEMEJANTE AL TUYO.
Compositor e intérprete de la canción: Javier Salvado Romero.O.