«CREER ES VER CON LOS OJOS DE JESÚS»
Siguiendo la invitación del Papa Francisco en su carta apostólica “Patris Corde”, nuestro obispo auxiliar Mons. Don José Rico Pavés nos acompaña en este retiro mensual, con la meditación de las tres virtudes teologales y cómo éstas se ven reflejadas en la figura de San José.
Partiendo de que hoy en día la palabra “virtud” ha sido desplazada por nuestra sociedad para sustituirla por “valor”, como cristianos, somos conscientes de que, a diferencia de valor, la virtud nos permite encontrarnos con el bien, requiere la apertura a la gracia y crece cultivando el trato frecuente e íntimo con el Señor.
Utilizando las palabras del apóstol Santiago, Don José profundiza sobre la primera de estas virtudes, la Fe, “la seguridad de lo que no se ve”. Porque, como dice el Papa Francisco, creer es ver con los ojos de Jesús. El don de la Fe no es la asunción de una serie de creencias, es luz que nos permite ver más allá de lo que captan nuestros sentidos. Por eso, añade el padre Rico, la persona de fe no es la que cierra los ojos a la realidad, sino la que ve más allá de lo que captan los sentidos, es ver como Jesús ve. A la Fe no se llega por raciocinio sino por un encuentro personal que nos cambia y esta fe se alimenta de la escucha de la Palabra de Dios.
En este aspecto, San José, es ese hombre de fe que presta oído a lo que el Señor dice y le permite ver luz en la adversidad. Por eso debemos pedir a San José que nuestro oído esté pronto para acoger la Palabra de Dios y ponerla en práctica.
Siguiendo con la Esperanza, Mons. Rico la describe como “el deseo confiado”, la confianza que colma nuestros deseos más profundos. Los cristianos podemos esperar porque sabemos que al final de nuestra vida hay Quien nos espera. Así, la Esperanza nos hace experimentar lo que sabemos con seguridad que se nos concederá. Ahí, San José vuelve a ser ejemplo, ya que en él encontramos la esperanza confiada, la seguridad de que el Señor proveerá, porque el Señor no deja las cosas a medias.
Nos invita Mons. Rico a vivir la Cuaresma como una oportunidad para aumentar la esperanza, tener la certeza de saberme esperado por el Señor. Esa seguridad de saberme esperado nos viene dada por el don de la Fe. Pidamos a San José que nos permita una Esperanza activa reconociendo al Señor en cualquier situación.
La Caridad es, como expresa Mons. Rico, don del Espíritu Santo que nos permite amar con el mismo amor de Dios, un amor desinteresado que lleva a darse sin esperar nada a cambio, algo que nos permite entrar en el abrazo eterno que comparten el Padre y el Hijo en el Espíritu. Es poner el bien de los demás por encima de todo, darnos sin esperar nada, es el abandono de uno mismo. La caridad de San José la reconocemos en su trabajo cotidiano porque la caridad se reconoce en las obras, nos lleva a trabajar por la transformación del mundo. Pidámosle el don de una Caridad que nos lleve a trabajar en la sombra por el bien de los demás.
Finalmente, antes de pronunciar la oración a San José que nos presenta el Papa Francisco en “Patris Corde”, el padre Rico nos anima a que aprendamos de San José la Fe, la Esperanza y la Caridad para que mediante la oración, el ayuno y la limosna avancemos hacia la Pascua por el camino de nuestra conversión, siendo esta la gracia de las gracias.
Salve, custodio del Redentor
y esposo de la Virgen María.
A ti Dios confió a su Hijo,
en ti María depositó su confianza,
contigo Cristo se forjó como hombre.
Oh, bienaventurado José,
muéstrate padre también a nosotros
y guíanos en el camino de la vida.
Concédenos gracia, misericordia y valentía,
y defiéndenos de todo mal. Amén.