III Formación Voluntarios Marzo | LA MISIÓN DE SAN JOSÉ
En la última sesión formativa de la delegación de Voluntarios del Santuario del Cerro de los Ángeles el padre D. Juan Luis Valera Rubio, hace una recopilación de las diferentes teorías teológicas sobre la misión de San José, llegando a la conclusión de que esta misión no es otra que ser custodio. Custodio de María, como esposo; de Jesús, como padre y de la Iglesia al nombrarlo patrono de la misma el Papa Pio IX el 8 de diciembre de 1870.
El análisis de padre Valera parte de una frase del Papa Francisco en una audiencia: “La misión de San José es ciertamente única e irrepetible porque absolutamente único es Jesús.” La gran misión de San José es ser custodio. Esta realidad se compone de dos aspectos, ser custodio de María, como esposo y ser custodio de Jesús, como padre.
Para analizar esta doble vertiente Don Juan Luis Valera se centra en dos versículos del evangelio de San Mateo (Mt 1,19 y Mt 1,21)
“… Y como era justo y no quería difamarla decidió repudiarla en silencio”
En este versículo se va a centrar el análisis del primer aspecto: ser custodio de María. La escritura no deja lugar a dudas de que María y José estaban casados. Sabemos que ese matrimonio se llevaba a cabo en dos fases pero María concibe antes de estar casada, cuando sólo estaba desposada. Esto sería un caso de adulterio y podría llevar incluso a una pena de lapidación. En este marco comienza la duda de San José. Ya desde este momento vemos como María necesitaba un esposo que la protegiera de la infamia, de las murmuraciones y la deshonra y que le ayudara en las necesidades materiales. Aceptar esta misión para José no fue sencillo. Mateo nos dice “ …y como era justo y no quería difamarla decidió repudiarla en secreto”. Este versículo, a lo largo de la historia, ha tenido diferentes interpretaciones. Una de ellas, la preponderante a día de hoy, es la que considera que José pensó que María realmente era culpable de adulterio y de ahí la reacción de repudiarla en secreto para evitar el escarnio social a María.
Otra interpretación considera que José no sabe qué pensar ni cómo actuar. Él no estaba preparado para imaginar un embarazo virginal. Como asegura el padre Valera, para nosotros es fácil, pues hemos sido educados en el dogma de María madre por obra del Espíritu Santo pero para José y sus contemporáneos era la primera vez que se enfrentaban a algo así. José estaba perplejo y no sabía como actuar. Esta teoría la sostiene San Jerónimo y muchos autores a lo largo de la historia, también contemporáneos. En cualquier caso estas dos interpretaciones aceptan que José pensó en disolver, de un modo u otro, su matrimonio pero, como era justo, decidió que este acto fuera en secreto para evitar a María la humillación. Según estas teorías es el anuncio del ángel el que informa a José del origen del hijo de María y le libera de la duda, así, esta intervención divina, confirma a José su misión como esposo de María, como custodio de la madre de Dios.
Hay una tercera teoría según la cual José conoció por boca de María el misterio que se había producido. Sabía que había concebido un hijo gracias a la intervención divina porque su mujer, con la naturalidad de la situación, había confiado en él y le había hecho partícipe de este inmenso misterio. Esta tradición, a día de hoy no es muy conocida pero fue la interpretación mayoritaria en toda la patrística, en todos los textos medievales que la consideran como la hipótesis más aceptable. Pero, asegura el padre Valero, después del Concilio de Trento desaparece y se produce una especie de eclipse que ha durado tres siglos. A finales del sXIX o sXX algunos teólogos recuperan esta teoría, la apoyan y la defienden con nuevos argumentos: José conocía el origen del hijo de María y, ante el admirable misterio, él prefiere retirarse pues no se considera digno de esta santidad y, según Santo Tomás, sentía temor de convivir con ella. San Bernardo en una homilía explica por qué José quiso dejarla y es la misma razón por la que Pedro alejó de sí al Señor diciéndole, “apártate de mí Señor porque soy un pecador” o las palabras del centurión “Señor, no soy digno de que entres en mi casa”.
El padre La Potterie, analiza el versículo 19 desde un punto de vista filológico ateniéndose a las diferentes interpretaciones de las traducciones, indicando que se tendría que entender que José, como era justo y quería hacer la voluntad de Dios, se siente indigno y no quiere desvelar el misterio de María por lo que decide dejarla libre y separarse de ella secretamente.
A estos estudios se añade una revisión del siguiente versículo, cuando el ángel explica a José que no tiene nada que temer porque el hijo que espera María es obra del Espíritu Santo. El ángel le está informando a José de la concepción virginal y con la revisión que hace La Potterie podemos interpretar que el ángel no le informa de algo que no sepa sino que le disipa sus temores y angustia y le da una misión. La Potterie refuerza así una tradición clásica de gran tradición en la iglesia apoyada por autores tan sólidos como San Bernardo y Santo Tomás. José no pensó en denunciar a María sino que lleno de temor reverencial ante la presencia de Dios en María, se dispone a retirarse de la escena lleno de respeto.
«Y tú le pondrás por nombre Jesús»
Para abordar el segundo aspecto de esta misión, ser custodio del niño, D. Juan Luis Valera, nos invita a detenernos en el versículo 21 de este capítulo 1 del evangelio de Mateo. El anuncio del ángel a José es el fundamento de esta relación entre Jesús y José.
«Y tú le pondrás por nombre Jesús», en esta sencilla indicación se encuentra la revelación de la misión de San José: ser custodio del Mesías, ser padre en la tierra del hijo de Dios. Ya desde el Génesis, el hombre es el responsable de poner nombre a las criaturas: Adan, Abraham o, en el Nuevo Testamento, Zacarías… Ponen el nombre a sus descendientes por eso tenemos argumentos bíblicos para asegurar que, cuando el padre pone el nombre al niño, está reconociendo su paternidad.
San Juan Pablo II, en la exhortación dedicada a San José, afirma que al imponer el nombre, José declara su paternidad legal sobre Jesús. También el Papa Francisco en su reciente carta, «Patris Corde», abunda en la misma dirección: «En los pueblos antiguos poner el nombre a una persona o una cosa significaba adquirir la pertenencia» por eso «San José tuvo la valentía de asumir la paternidad legal de Jesús». D.Juan Luis Valera insisten en que es evidente que no es una paternidad natural, física, si no una paternidad legal pero que es imprescindible y gracias a ella Jesús pertenece a la casa de David y cumple las profecías relativas a su descendencia. La tradición dice que José es el padre adoptivo de Jesús pero otros autores invierten esta concepción y dicen que Jesús fue un padre adoptado más que un padre adoptivo.
Para finalizar el padre Valera nos hace ver cómo este versículo es el argumento para fundamentar que José recibió de Dios la misión de ser custodio del niño.
A través de esta profundización del anuncio del ángel a San José hemos visto la misión que este santo varón recibe de lo alto, siguiendo a Lapotterie pero recogiendo la tradición de los padres De la Iglesia, hemos visto como la misión de San José queda establecida en el anuncio del ángel, José tiene que ser el esposo de María y el padre en la tierra de Jesús.
El 8 de diciembre de 1870 el papa Pio IX declaró a san José patrono de la Iglesia Católica, quedando así establecido que este santo varón despliega su misión en la historia por decisión del mismo Dios, siendo por. tanto custodio de la iglesia, custodio de la comunidad que se llama hijos de Dios, hijos de María redimidos por Jesús.
Se confirma así lo dicho por el papa Francisco, ser custodio es la característica de San José, es su gran misión.